Unos 5 millones de bolivianos decidirán este domingo, con su voto, si dan el visto bueno para que el presidente Evo Morales lleve adelante su proyecto de "Estado plurinacional y de economía social" por otros cinco años.
En las elecciones presidenciales para el período 2010-2015, el actual mandatario y candidato por el Movimiento al Socialismo (MAS) aparece como favorito y, si se confirman las tendencias de encuestas preelectorales, podría obtener un triunfo abrumador por sobre una oposición dividida y debilitada.
Más bien, los candidatos se dedicaron a lanzar denuncias y acusaciones. En los últimos días, el repertorio incluyó la aparición televisiva de un hijo de Morales - quien, entre lágrimas, reclamó a su padre por no ayudarlo a salir de la pobreza-, considerada por el oficialismo como una manipulación desesperada de sus rivales para sumar votos.
Por su parte, un ministro de gobierno denunció que Reyes Villa había comprado un boleto de avión para huir del país tras las elecciones, cuando tiene un proceso penal en marcha por presunto mal uso de fondos durante su gestión en Cochabamba. Morales lo tildó de "delincuente" y el PPB rebatió de inmediato: negó los cargos y acusó al gobierno de "amedrentamiento".
Y hay más: un grupo de partidarias de Reyes Villa se declaró en huelga de hambre por presunto fraude electoral orquestado desde el gobierno, Morales acusó a una cadena internacional de noticias de hacer propaganda "para la derecha vendepatria", y Leopoldo Fernández.
el candidato a vicepresidente por el PPB, se sumó a la campaña caliente vía celular: está en la cárcel acusado de planear una matanza de campesinos en 2008, cuando se desempeñaba como prefecto de la región de Pando.
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